Tras la retirada de los combates de Zornoza el ejército de Blake se encuentra en apuros, perseguido por los ejércitos franceses del mariscal Víctor, que se abre paso a través de las montañas y está en posición de cortarle el paso a la división del conde de San Román. El mariscal Lefebvre, que avanza por el flanco intentando cortarle el paso desde el sur, y el mariscal Soult que ha enviado tres divisiones de infanteria y una brigada de caballería tras su victoria en la cercana batalla de Gamonal.

 

Acosado de cerca, Blake decide detener su retirada y unirse al ejército del Conde de La Romana en la pequeña localidad de Espinosa de los Monteros, donde los 23.000 españoles toman posiciones en las colinas situadas a la orilla del río Trueba.

 

 

La división del conde de La Romana ocupa el flanco derecho español. Está formada enteramente por regimientos de tropas regulares veteranas llegadas desde el Báltico, donde han estado sirviendo a las órdenes de Napoleón tras su victoria sobre Prusia. Después de tener noticias del levantamiento en España la división entera se sublevó y conspiró para embarcarse en naves de la Royal Navy, volviendo a España para combatir a los franceses.

 

En el primer día de batalla los españoles repelen a la división avanzada del general Villatte. Cuando Víctor consigue llegar con su cuerpo de ejército lanza un segundo ataque sobre la división del conde de San Román, buscando tal vez una victoria que borrase la humillación sufrida en Valmaseda. Una vez más los franceses son repelidos en medio de graves pérdidas por ambos lados, incluyendo al propio conde, que muere en medio del combate liderando a sus tropas.

 

 

Víctor no es tan hábil estratega como Napoleón, pero comprende que los ataques del día han forzado a Blake a debilitar su centro y a apoyar a la debilitada división de La Romana a su derecha. Al día siguiente Víctor ordena a la división de Lapisse atacar el flanco izquierdo español en la cumbre de Las Peñucas. Es una decisión acertada: la división del general Acevedo mantiene su posición, pero la mayoría de sus tropas son recién reclutadas, inexpertas y sin entrenamiento y tras una breve lucha el flanco izquierdo español se rompe y emprende la huida. Con el firme control de Lapisse de los altos sobre Espinosa, Víctor ordena un avance general y el ejército español acaba por derrumbarse…Tras la batalla unos 8.000 españoles se dispersan para volver a sus hogares, en lugar de reagruparse con el fragmentado ejército de Blake en Reinosa.

 

 

La confusión imperante en el ejército español -mermado, cansado y carente de un gobierno y una estructura de mando coordinada- en la batalla de Espinosa supuso un golpe mortal para el Ejército de Galicia de Blake. Con todo fue capaz de retirarse hacia el oeste en orden con lo que quedaba de sus tropas a través de las montañas, escapando de la persecución de Soult. Cuando llegó a León el 23 de noviembre todavía contaba con 10000 hombres bajo su mando.

«El escenario está montado. Las líneas de batalla están trazadas, y estás al mando. ¿Puedes cambiar la historia?»