Con el auge de los juegos de mesa entre la realeza, no tardaron en pasar a las clases trabajadoras. Poco después se mezclaron con creencias religiosas, como es el caso del juego Mehen. Nunca se han encontrado las reglas de este juego, pero se sabe que representa a la deidad Mehen, que en el culto al sol se representaba como una gran serpiente enroscada alrededor del dios del sol Re (el tablero del juego es una representación de esta imagen).

En algún momento, puede que incluso antes del Antiguo Reino, el juego y los dioses se mezclaron y el juego pasó a ser algo más que un mero pasatiempo. Se convirtió en sinónimo de la deidad como serpiente. Tim Kendall, un historiador del Antiguo Egipto, creía que era imposible saber con los datos disponibles si la deidad había sido inspirada por el juego o si ya era parte de la mitología.

 

Mehen Game Piece

Una pieza con forma de león del juego Mehen

Como las reglas del Mehen siguen siendo un misterio, se han importado las de otro juego llamado el de la hiena. Se trata de un juego de mesa árabe que comparte varias características con el egipcio, y en el que cada jugador comienza el juego con seis canicas y un león. Un dado de palo determinaba los movimientos.

Los jugadores comenzaban en la cola al borde del tablero e iban avanzando con sus canicas hacia el centro donde se encuentra la cabeza de la serpiente. Una vez que un jugador ha llegado al centro, se cambia el sentido del juego y los jugadores tienen que volver a la salida. Ahí es cuando la pieza del león entra en juego, pudiendo ser usada para capturar (comer) la canica de otro jugador.

Origen: La muy, muy larga pero imprescindible historia de los juegos de mesa