En el ecuador del campeonato llegamos al circuito mítico, al templo ostentoso, al glamour de la velocidad. Llegamos a Montecarlo. El GP de Mónaco ha dejado imágenes imperturbables, curvas totalmente reconocibles por los menos aficionados a la F1, y uno de los pocos circuitos urbanos que quedan en activo, y de todos ellos es el más antiguo. Ganar en Mónaco es irrepetible, es el título más prestigioso del calendario, premio que otorga todos los años la Casa Real del Principado a los pies de la línea de salida, sin podio, nadie puede estar más alto de la realeza.

 

Su primer GP se remonta al año 1950, con victoria del Argentino Juan Manuel Fangio a bordo de un Alfa Romeo, escudería añeja que parece que va a volver en 2018 como parte del equipo Sauber.

Desde entonces muchos han sido los pilotos ganadores pero el brasileño Ayrton Senna ha sido el que más veces ha recogido el trofeo de ganador, 6 veces, 5 de ellas de forma consecutiva, lo cual es un gran logro dada la ruleta rusa en que se convierte esta carrera a veces. Pero precisamente uno de los momentos más geniales de este piloto no terminó en victoria por culpa de los comisarios:

Salir en la pole position es primordial en Mónaco, el número de adelantamientos en carrera es mínimo dada su estrechez y de las bajas velocidades. Sólo la chicane a la salida del túnel da cierto margen para los adelantamientos. Aunque no siempre ha sido así por supuesto:

Un safety car en un momento determinado puede elevar a un piloto al cielo o hundir semanas de trabajo. Son espectaculares las imágenes de los monoplazas pasando al lado del Casino, o de la famosísima curva de Mirabeau. El túnel y la salida al puerto deportivo y vuelta a empezar en Santa Devota.

Fernando Alonso ha vencido dos veces en este circuito, y tuvo sus más y sus menos con Michael Schumacher en aquella famosa calificación en la que el alemán paró adrede su coche en La Rascasse, entorpeciendo el intento del asturiano, y por el que se sancionó al de Ferrari.

Y también la tuvo con su hermano cuando este frenó el coche en medio del túnel y Fernando tuvo que esquivarlo con consecuencias desastrosas.

Y así llegamos, los pilotos tienen ya poco margen de error con respecto al martillo percutor de Alesi. Nanini cree que puede por fin recortar la distancia, Gugelmin confía en que puede dominar de nuevo la carrera desde el principio, y Prost…dará espectáculo, ¡no lo dudamos!